Solidaridad con la AES y con la comunidad educativa del IES Lluís Vives de Valencia
Solidaridad con la AES y con la comunidad educativa del IES Lluís Vives de Valencia

El Gobierno continuador de los recortes y las mentiras sigue incrementando la contundencia de sus agresiones.

El nuevo peldaño, alcanzado esta semana, ha sido el apaleamiento y detención de los estudiantes, menores de edad, que protestaban por los recortes que sufre su instituto público. Las imágenes de la represión contra los jóvenes del IES Lluís Vives de Valencia dan cuenta de la determinación con la que el Estado piensa proseguir sus ataques. Los golpes a niñas de catorce años, las brutales amenazas de los policías («No tienes cuerpo ni para puta»), denunciadas por los padres y madres del centro, indican la saña con la que están actuando ya, y el miedo que tratan de extender, para reprimir la lógica respuesta popular a los recortes de derechos. Pero también encienden la ira y la indignación de los miles de personas que no estamos dispuestas a ceder ante tales injusticias y atropellos.

REPUBLICANOS se solidariza con la comunidad educativa del IES Lluís Vives y con la Asociación de Estudiantes de Secundaria, que estuvo en todo momento junto a los estudiantes represaliados y cuyos integrantes (alguno de ellos también perteneciente a nuestros Jóvenes Republicanos) sufrieron asimismo la brutalidad y amenazas de la policía.

REPUBLICANOS exige asimismo la dimisión de la Delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, quien ha dado su apoyo a la agresión policial, y la depuración de responsabilidades entre los mandos y agentes responsables de las agresiones.

Contrasta tanta contundencia con el guante blanco que la “justicia” del régimen (esa que jamás sufrió depuración alguna tras la dictadura, y ahí están los frutos) aplica a los corruptos, defraudadores, caciques, infantes y a los que se arriman al poder. El régimen utiliza, con mayor dedicación que nunca, esta ley del embudo para seguir engrosando la cuenta de resultados de los que llevan décadas acumulando beneficios a costa de la mayoría trabajadora. Y, por si todo ello fuera poco, por si no hubiera bastante tampoco con una reforma laboral que ata de pies y manos a los asalariados, ahora nos amenazan con despojarnos del derecho a huelga. ¡Como si no estuviera ya bastante degradado por una ley franquista que permite a la Administración establecer “servicios mínimos” abusivos!

Es evidente que el corrupto régimen monárquico se inclina a ojos vista hacia su origen: el franquismo. El afán por denigrar la política (como si fuera igual su política reaccionaria, que la que defienden los ciudadanos en la calle); la descarada promoción de la supuesta eficacia de los gobiernos «de técnicos» (es decir, ajenos a todo control democrático); la inoculación organizada del miedo y la resignación entre millones de ciudadanos; la desarticulación progresiva del sindicalismo; el afán por dividir a los trabajadores (parados y en activo, jóvenes y mayores, públicos y privados, autóctonos y extranjeros…); la imposición de un modelo económico y laboral bajo el control de una minoría de grandes empresarios y financieros, y basado en el expolio, la precariedad y la superexplotación; la negación de derechos y el recrudecimiento de la represión para conseguirlo… Todo ello marca una dirección muy peligrosa para los intereses populares.

Ha quedado demostrado sobradamente que no es suficiente con un cambio de gobierno, pues el programa de recortes no ha hecho más que seguir una progresión ascendente. Es necesario plantear unas nuevas reglas del juego, una nueva legalidad, en beneficio de las clases trabajadoras y populares.

En España, ese nuevo marco se llama –se ha llamado siempre– República: democrática, de trabajadores de toda clase, federal. Es vital, por tanto, plantar cara a quienes, desde instancias políticas, empresariales, sociales, etc. intentan imponer su programa de laminación de los derechos colectivos conseguidos a través de décadas de lucha; y confrontarlo con nuestro propio programa político, republicano y popular. Y es necesario hacerlo unidos, con tanta determinación o más como la que esta chusma emplea para destruir las conquistas sociales.

Somos la mayoría, exigimos lo que es nuestro y tenemos razón: ¿A qué esperar?

¡Viva la República!