El Cuerpo Nacional de Policia en Valencia está mandado por un incompetente. Es un caso flagrante de inutilidad en lo profesional; políticamente es un fruto de la impunidad del franquismo lo que ha permitido llegar a tal puesto a un sujeto capaz de denominar como «el enemigo» a los estudiantes de bachillerato.
Es preciso ser un perfecto descerebrado para comportarse así, pero cuando quien lo hace es el responsable de los cuerpos de intervención de la Policía, lo que tenemos es un grave problema de seguridad ciudadana: los ciudadanos, en Valencia, están a merced de personas sin preparación y sin escrúpulos. Es muy grave. Gestionar conflictos de protesta ciudadana exige un cierto nivel de formación técnica, pero sobre todo en valores democráticos y la forma de gestionar las acciones de protesta de los estudiantes, el uso de la violencia por parte de la policía y el tipo de discurso de sus mandos lo que demuestra es que se está bajo mínimos. Golpear, acosar, aterrorizar y detener a estudiantes menores de edad es algo que define a la perfección el respeto a los valores democráticos del Partido Popular al que pertenecen los cargos públicos que sostienen y mandan a la dirección policial valenciana.
«Plus de violencia» aplicaron los jóvenes cuando ocuparon la calzada y plus de violencia «aplicó la policia», explicó el comandante, para sacarles de allí. Pese a este discurso de pretendida firmeza, lo que vemos es la cobardía y la vileza moral: es el discurso natural en un país donde miserables como los torturadores franquistas se jubilaron con todos los honores y las medallas que el propio gobierno de Felipe González les otorgó. Un cuerpo de policía que no fue saneado, en el que los criminales dejaron su huella, es un cuerpo de policía donde los mandos son capaces de hablar así y dar órdenes como las que han dado. Es pura vileza moral, la amarga huella de la impunidad, una vergüenza para todos, incluidos los policías decentes que se ven apartados por esta gentuza. No merecen otro nombre quienes hoy claman contra los jóvenes pero jamás alzaron su voz contra la permanencia en el Cuerpo de Policía de los asesinos y torturadores de la Brigada Político Social. Es muy, muy triste, este espectáculo, que demuestra lo débil de nuestro sistema democrático y el fracaso en la reinserción de los fascistas en la convivencia democrática; no fueron condenados, se les consintió su pasado de crímenes y el resultado es que nuestro estado se encuentra inerme ante un gobierno que consiente que sus estudiantes sean considerados como «el enemigo».
Si menores desarmados ponen en riesgo a los Cuerpos especiales de la policía y les obligan a pluses de violencia, ¿qué pasará el día que se enfrenten a alguien capaz de responder a una agresión a sus derechos? ¿Veremos de nuevo la sangre en las calles?
Es preciso cortar de raíz esta escalada. Es preciso que toda la ciudadanía se reuna en el Instituto Lluís Vives de Valencia, que los diputados, los parlamentarios, las asociaciones y los jóvenes se concentren allí y digan bien claro y bien alto que la Lucha por la Educación Pública, Laica y de calidad, y contra los recortes sociales está unida al combate contra la impunidad del franquismo, que como todos hemos visto se agazapa tras las palabras de los impresentables, cobardes y miserables jefes del Cuerpo Nacional de Policía en Valencia. Exigimos que se convoque ya mismo un gran acto público de repulsa por lo sucedido, en apoyo de las demandas de los estudiantes y que exija el cese inmediato de los mandos policiales.