Las movilizaciones deben continuar
Las movilizaciones deben continuar

¡A la calle que ya es hora!

La crisis es tomada como excusa para hacernos retroceder como sociedad a la explotación y miseria que parecía que habíamos dejado atrás, tras siglos de lucha y sacrificio.

El capital está lanzando una brutal ofensiva sobre las clases populares y trabajadoras, haciendo que los estados paguen la deuda privada e imponiendo planes de reestructuración que están depredando derechos y empeorando nuestra calidad de vida. Los partidos del régimen, a su servicio, están dirigiendo un ataque brutal contra los servicios públicos (sanidad, cultura, educación…), que deberían estar entre los bienes más preciados de cualquier sociedad. Cuanto se ganó con el sacrificio de generaciones, lo estamos perdiendo día a día a pasos agigantados. Hacen falta soluciones, pero -sobre todo- hacen falta ideas claras y voluntad política firme de defender los derechos de los ciudadanos, de los trabajadores, de esa mayoría de la población que está siendo sacrificada ante los altares del “mercado”.

En el caso español, esta crisis del capitalismo coincide con una crisis profunda del actual modelo social, político e institucional. La corrupción nos rodea, desdela Casa Realhasta el sistema financiero, pasando por politicuchos que se han enriquecido, mientras todos ellos pretenden que nosotros paguemos su crisis.

Estamos seguros de que la Huelga General de hoy contribuirá a fortalecer la respuesta de las clases trabajadoras a las agresiones que venimos sufriendo. El serio revolcón electoral que acaban de sufrir los de Rajoy nos permite afrontar este momento con mayor fortaleza, con millones de andaluces y asturianos expresando un contundente rechazo a la política de recortes. Perola Huelga General no es un fin en sí mismo. No es la llegada, sino un hito (muy importante), en el camino de movilizaciones que hemos desarrollado desde que comenzó el año: un proceso movilizador que debe progresivamente ir acumulando fuerzas, que debe llegar a todas las empresas, barrios, centros de estudio…, e ir incorporando a cada vez más ciudadanos, a más sectores y capas populares, de forma que podamos, todos juntos, parar la reforma laboral y los recortes, los ataques de la oligarquía, que de otro modo no van a cesar.

Y, sin embargo, la movilización no basta por sí sola. Debe tener una dirección y un sentido. Es absolutamente necesario articular una respuesta popular que vaya más allá de las cuestiones de tipo económico-laboral, que son necesarias, pero insuficientes. No nos equivoquemos: no es la “clase política”, sino la política al servicio de una clase, de una minoría de parásitos, lo que constituye un serio problema y una amenaza. No es un problema de crisis económica y de los etéreos mercados; es un problema político. Mientras tengan el poder esta panda de especuladores, usureros, parásitos y caciques será imposible mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población de forma duradera. Mientras se mantenga el régimen que les ampara, no habrá solución a nuestros problemas.

Es necesario un cambio global, es necesario un cambio de régimen político, ya que sin ese cambio no será posible poner fin a la ofensiva de especuladores, ceoés y cepymes. Por eso, la movilización debe dirigirse con­tra esta tiranía coronada de “los mercados”, para permitir avanzar en el alumbramiento de un nuevo orden social donde la democracia sea una realidad y se abra la puerta a la solución del paro, la vivienda, la pobreza…  Y ese cambio global, en España, tiene un nombre: República. Necesitamos una ruptura democrática que rompa las cadenas que nos atan al pasado, a los intereses financieros de una casta instalada todavía hoy en el poder y que tiene sus orígenes en el franquismo.

Los gobiernos, sabedores de que aumentará la tensión social y la rápida toma de conciencia de los trabajadores, tratan de dividirnos. Intentan separar a los parados del resto de trabajadores, a los autóctonos de los inmigrantes, a los precarios de los fijos, a los asalariados de los autónomos… Por ello es tan importante la unidad. Todos, sindicatos y organizaciones políticas progresistas, debemos hacer un esfuerzo por trabajar unidos y por promover la unidad y solidaridad de todos los trabajadores y del resto de sectores populares.

¡La unidad es nuestra fuerza! ¡Adelante la lucha!

¡Unidad de la izquierda y de las clases populares!