Las amenazas de Rajoy y De Guindos se han cumplido plenamente: la Reforma Laboral impuesta por Decreto el pasado 10 de febrero es una verdadera declaración de guerra a los millones de trabajadores que sufrimos las consecuencias de la crisis que han creado personajes como ellos. Este  ataque a nuestros derechos es condición suficiente para desarrollar una campaña de movilizaciones que preparen una Huelga General y sirvan de inicio de una confrontación de largo aliento, dado que enfrente tenemos como enemigo a una minoría que controla y usa el poder del Estado. Los trabajadores, debemos exigir a los dirigentes sindicales que trabajen unidos para organizar la lucha, extenderla y coordinarla e involucrarnos activamente en su desarrollo, porque nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos en el envite.

Pero sería un error pensar que la movilización que debemos afrontar unidos en adelante, tiene por objetivo únicamente el protestar o suavizar en algo el programa de recortes que el Gobierno está desarrollando. Mientras no abramos una perspectiva a nuestra lucha, el bloque dominante: la oligarquía económica y sus políticos lacayos, saben que tienen en su mano los resortes jurídicos, políticos e institucionales para someternos a sus dictados. Hay que atacar al régimen que representa la tiranía de los mercados, un régimen corrupto hasta la médula, dirigido por indeseables que se aprovechan y medran en la red de corruptelas que alcanza a todos los estamentos del Estado, empezando por la casa real, símbolo de un régimen que amenaza el futuro de todos.

Sus ataques no van a terminar con esta reforma, las instituciones de la Unión Europea exigen más y más cada día a los trabajadores, como demuestra el acoso permanente al pueblo griego; los Botín, Rosell, Fernández y cia.,  educados en el franquismo, anhelan volver a los tiempos en los que la ley en la empresa la marcaba el patrón.

Quizá muchos trabajadores aún no vean que la causa de nuestros problemas es política, que detrás de las  reformas, que están liquidando nuestros derechos, está  el régimen monárquico que garantiza el control del Estado a esta minoría de parásitos.

Pero conforme pase el tiempo, todos vamos a comprobar que la unidad de las fuerzas de progreso para la verdadera ruptura con un régimen que roba a los ciudadanos para beneficiar a una minoría de especuladores y sinvergüenzas, no es un objetivo más, sino la primera condición para asegurar la democracia y los derechos sociales.

Es preciso construir nuestra propia  alternativa que permita, no solo defender nuestros derechos en la empresa, el barrio y el centro de estudios, sino crear las condiciones para que sean las clases trabajadoras (la mayoría social) las que controlen las instituciones y orienten las políticas económicas, sociales y laborales.

Gobernados por indeseables, controlados por leyes e instituciones que nos ahogan y convierten la democracia en un sarcasmo, lo único que nos espera a nosotros y a nuestros hijos es un lento goteo de ataques cada vez más duros que acaben con nuestros derechos y nos retrotraigan al Siglo XIX.

¡Contra la Reforma Laboral, preparemos la Huelga General!
¡Unidad contra la tiranía de los mercados!
¡Unidad, por la República Democrática y Federal!

Fuente: Republicanos