Confieso que, estos días, siento una tremenda vergüenza cada vez que me pongo a escribir algo para el muro de REPUBLICANOS. Son decenas y decenas de ideas las que bullen en mi cerebro y quisiera compartir con todos vosotros, para ver y comprobar hasta qué punto mis sentimientos e ideas puedan estar equivocadas.
Pero, claro, ¿cómo te pones a poner en solfa situaciones cotidianas que nos inundan como la corrupción, el paro, las injusticias judiciales, la crisis, la incomprensible mediación de los editoriales de los medios de comunicación, la pasividad de los propios periodistas, la inoperancia sindical, la incompetencia de los partidos políticos, o cualquier otro tipo de ignominias que campan a sus anchas en este reino bananero?.
¿Cómo podemos poner nuestra atención en otras cosas, cuando en las calles nuestros propios hijos están siendo apaleados y son el “enemigo” de las mal llamadas fuerzas de seguridad, las cuales cobran todos los meses y se pertrechan de material bélico para reprimirnos a costa de nuestros impuestos?.
Siento vergüenza propia y ajena de que sólo tengamos capacidad para criticar los penosos acontecimientos que se nos están viniendo encima y que, sin duda, arreciarán en los próximos meses y, sin embargo, no ser capaz de discernir sobre una salida, una solución, un saber qué hacer para conseguir evitar en lo que se van a convertir el Estado español, tomado y sitiado –como otros paises- por las fuerzas del poder económico mundial.
Siento impotencia, rabia y desesperación –como todos vosotros- cuando veo las terribles imágenes de Valencia y, sobre todo, el tratamiento que la mayoría de los medios de comunicación están dando a estos desgraciados hechos. Es, seguramente, el principio de la mecha de lo que puede explosionar violentamente en España entera.
Es muy posible y hasta probable, que la actuación de los líderes sindicales –aunque en el fondo sus intereses no sean tan nobles y dignos como puedan parecer- en estos difíciles momentos sea la más coherente: diálogo y pacto. Lo que sucede es que los trabajadores, las clases humildes, ya no les creen, no se fían de ellos. Sobran hechos y realidades.
Ahora, en estos momentos, es cuando más fría deberíamos tener la mente. Es, ahora, cuando hacen falta personas suficientemente capacitadas que sepan plasmar en realidades tangibles las ideas que muchos tienen. Es, ahora, cuando necesitamos saber qué hacer y cómo actuar.
Es, ahora, cuando esos consejos más lo necesitan los padres y las madres de los críos del Luis Vives de Valencia, “enemigos” de nuestras “fuerzas de seguridad”. Es, ahora, cuando la gente honrada y trabajadora del resto del Estado español más lo necesita. Pero, ojo, mucho cuidado, con los salvadores de la patria. Ahora también es un buen momento para sacar rédito a ciertas posiciones.
Estemos atentos a qué se nos propone. Nos jugamos muchas cosas y…por mucho tiempo.