El desastre que se avecina y cómo evitarlo, por Carlos Hermida
El desastre que se avecina y cómo evitarlo, por Carlos Hermida

Las medidas anunciadas por Mariano Rajoy el día 11 de julio en el Congreso de los Diputados, jaleadas y aplaudidas por los parlamentarios del Partido Popular en una demostración de  encanallamiento moral y  de desprecio hacia los ciudadanos de este país, y ratificadas en el Consejo de Ministros del día 13, constituyen un ataque sin precedentes en los últimos treinta años contra el nivel de vida y los derechos sociales de los trabajadores. La subida del IVA, la supresión de la paga de Navidad para los empleados públicos, la disminución de las ayudas a la dependencia, los recortes en la prestación del desempleo, entre otras muchas, van a incrementar la pobreza y la exclusión social de amplios sectores de la población.

 

El gobierno insiste en que son medidas dolorosas, pero imprescindibles, para salir de la crisis e iniciar el crecimiento económico. Es radicalmente falso. No hace falta ser un experto en ciencias económicas para saber que si se recorta la capacidad adquisitiva de los ciudadanos la economía no se reactiva, porque el motor del capitalismo es precisamente el consumo. Si la gente no compra, los empresarios sencillamente no invierten. Economistas e historiadores advierten que la política económica del gobierno es equivocada y se pone como ejemplo el programa de reactivación que se llevó a cabo en Estados Unidos durante la Gran Depresión. El famoso “New Deal” del presidente Roosevelt se basaba en el incremento del   consumo y de la inversión pública. Justamente lo contrario de lo que se aplica en España.

 

¿Por qué no se pone en práctica algo que se demostró eficaz en el pasado? ¿Son tremendamente torpes y especialmente ignorantes los miembros del Consejo de Ministros? Aunque muchos de ellos se caracterizan por su indigencia cultural e intelectual, no creo que Cristóbal Montoro y Luis de Guindos desconozcan los principios básicos del keynesianismo. La razón es otra y está relacionada directamente con  los grupos sociales que detentan el poder en España.

 

El poder político y económico efectivo, quien está detrás de las grandes decisiones que adopta el actual gobierno del PP, y que tomaron los anteriores gobiernos del PSOE, es la oligarquía financiera, un reducido grupo de personas que controla los principales bancos del país. El beneficio de este grupo social no está ligado al consumo interno, sino a otros mecanismos económicos: la especulación bursátil, la venta y compra de productos financieros, los movimientos de divisas, el préstamo de capital, el negocio inmobiliario, etc.; es decir, son actividades que no están vinculadas la producción y, en consecuencia, al consumo. Lo único que le interesa a esta banca es que el Estado financie sus pérdidas para que el negocio pueda mantenerse. El panorama se completa con el papel que juegan los bancos alemanes, que han prestado enormes cantidades de capital a los bancos españoles y que además poseen deuda del Estado español, y su objetivo, claro está,  es que esa deuda se pague. Ahora bien, como los ingresos del Estado disminuyen debido al desempleo y la falta de actividad empresarial, y no existe la voluntad de elaborar una reforma fiscal ni perseguir el fraude, entonces el único camino es recortar gastos sociales para poder pagar los intereses de la deuda y recapitalizar los bancos. Estos recortes son sólo el principio del camino.

Si España contara con una burguesía industrial nacional fuerte, quizás la situación será diferente, pero esa burguesía es débil y no está en situación de enfrentarse a la oligarquía financiera. Además, una parte del débil tejido industrial español está en manos de multinacionales que se dedican a la exportación. Para estas empresas lo prioritario no es el mercado interno, sino la mano de obra barata.

 

No queremos decir que el consumo interno no tenga importancia alguna para esta oligarquía, pero no es el elemento fundamental de su actividad económica. En consecuencia, puede convivir perfectamente con altísimas tasas de paro y con la mitad de la población bajo el umbral de la pobreza. De ahí que el neoliberalismo sea su doctrina y su estandarte. El gobierno es neoliberal porque está al servicio de esos intereses oligárquicos.

 

En pocos años nos convertiremos en un país con características propias de lo que se conoce como tercermundismo. Formaremos parte de la periferia de la Unión Europea, con la misión de disponer de mano de obra barata para las grandes empresas multinacionales y algunos servicios como el turismo. En esta división internacional del trabajo se explica la destrucción de la educación pública y la implantación  en la Universidad de la “Estrategia 2015”. El sistema educativo tendrá como misión formar a unas  élites en carísimas instituciones privadas o semiprivadas. El resto tendrá que conformarse con una formación básica y degradada.

 

Una parte de la población está algo más que indignada, pero también está desorientada y muy asustada. Hombres y mujeres que tenían trabajo y una vida relativamente cómoda, que podían viajar y enviar a sus hijos a la Universidad, hoy duermen en albergues de beneficencia. El miedo y la resignación se extienden en la sociedad.

 

A todas estas personas, a todos los trabajadores, les decimos que hay salidas, que existen alternativas. Tenemos  recursos naturales y humanos para ser un país próspero y soberano. No lo somos ahora porque España esta siendo saqueada por una banda que integran la monarquía, la casta política corrupta de los partidos mayoritarios, una banca cleptómana y las instituciones financieras internacionales. Y no tenemos soberanía nacional porque la Unión Europea nos la ha arrebatado y la integración en la OTAN nos ata a la política exterior de Estados Unidos.

 

Hay soluciones, podemos superar esta crisis que no hemos provocado los trabajadores. Pero no es posible en este sistema político.  La monarquía y la Constitución son el armazón político que ampara un sistema corrupto y una política económica al servicio del gran capital. REPUBLICANOS llama a formar un extenso bloque social, un bloque popular, para acabar con la monarquía y proclamar la República. Una República que será la expresión de los intereses de los trabajadores, tanto españoles como inmigrantes, de la pequeña burguesía, de los intelectuales. Una República que realizará las reformas económicas necesarias para situarnos en la senda de un crecimiento sólido y sostenido. Una República que recuperará la soberanía nacional.

REPUBLICANOS considera indispensable la unidad  popular para luchar contra un gobierno que traiciona a su pueblo y nos conduce al desastre, para combatir a la oligarquía que quiere acabar con todo y robar todo.

 

¡¡¡POR LA TERCERA REPÚBLICA!!!